La libertad en política.
Presentado Por:
Manuel Alejandro Forero Torres.
José Felipe Bejarano Molina.
“La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tu misma existencia es un acto de rebelión” Albert Camus
Dice el profesor Fernando Savater en su libro las preguntas de la vida que “nadie llega a convertirse en humano si está solo: nos hacemos humanos los unos a los otros” (Savater, 1999). Y en esta sinergia de humanidad contagiosa que propone el autor vemos la necesidad de la convivencia social. Esta última, por algunos querida y por otros detestada. Las limitaciones se encuentran en las barreras que la convivencia social impone a la individualidad y propia autodeterminación personal. Algunos llegan a proponer que la influencia de la sociedad es tal que “no somos lo que queremos ser sino lo que los otros exigen que seamos” (Savater, 1999).
La vigilancia de la vida en común a partir de los medios coercitivos del Estado hace que las relaciones sean menos sólidas y más líquidas al exigir seguir patrones de comportamiento que deshumanizan las relaciones humanas. El sueño de la libertad entonces se desdibuja porque para ser realmente humano se necesita del reconocimiento de los demás puesto que “hacerse humano no es cosa de uno solo sino tarea de varios” (Savater, 1999).
En el marco de la libertad en sociedad son diferentes los derechos individuales que se pueden ver afectados por la vida en común. La libertad de expresión según Albetto Enegas y Carlota Jackisk, pese a ser un derecho “debe ser ejercida mientras no lesione las posibilidades legítimas de acción de las otras personas” (González Pérez, 2012).
El Estado debe partir de una base filosófica del concepto de liberta con el fin de reconocer la individualidad propia de cada ser humano en la sociedad sin olvidar los límites de su actuar. La clave está en la protección de la dignidad humana. En el presente escrito se presentará la visión de la libertad con base en el punto de vista de la filosofía política.
La libertad ha sido una preocupación a lo largo de la historia, es un tema que no ha perdido actualidad. En este sentido, la libertad para el derecho romano era considerada como “la facultad natural en virtud de la cual el ser humano puede hacer lo que quiera salvo se lo prohíba el derecho” (González Pérez, 2012).
Así pues, la libertad se muestra desde una perspectiva individual en forma de autodeterminación positiva. Para Aristóteles la libertad “viene ligada a la esencia del ser humano” reconociendo en la persona su capacidad de elegir libremente y actuar en conformidad con la decisión que haya tomado. Sin embargo, la sociedad impone al Estado como garante del ejercicio de la libertad. Esta garantía implica tener presente a los aspectos morales de cada ser humano. “De hecho Aristóteles considera el abuso de la libertad como un atentado a los principios morales trasgrediendo las libertades de los demás” (González Pérez, 2012).
Los intereses de cada uno son un obstáculo para la convivencia al enfrentarnos unos con otros. En este contexto la concordia resulta una utopía ya que los seres humanos al ser inteligentes y seres racionales pueden calcular su beneficio en cada decisión que toman hasta el punto de aprovecharse de los demás si es necesario. Por eso muchos filósofos han plantado utopías que significan irrealizables.
Para Tomas Moro la libertad es expresión de la providencia divina considerándola como libre ejercicio de las motivaciones como la expresión de los deseos y el dominio de la voluntad. Esta libertad está relacionada con el derecho a expresar las ideas, pero no implica la posibilidad de expresar sin límite el odio o el desprecio puesto que ello haría que la libertad aplicada al ámbito de la expresión verbal se torne ofensiva contraria a la libertad de los demás.
Santo Tomás por su parte afirmaba que si el actuar humano perjudica a los otros entonces su derecho a la libertad se debía ver limitado, porque si no “la independencia en el pensamiento y en las ideas debe ser sin perjuicio de la dignidad humana toda vez que el respeto mantiene la paz social” (González Pérez, 2012).
Con John Locke filósofo inglés se puede ver una tendencia a considerar al poder como un límite negativo que no debe ser permitido “cuando es impuesto de forma arbitraria de la condición del ser humano libre”. Su pensamiento político defiende entonces un poder estatal limitado y la libertad como principio de todo. La libertad sería para Locke “un valor supremo que está por encima de cualquier otro derecho” (González Pérez, 2012).
En este orden de ideas, somos conscientes, que la libertad es un término que puede tener muchas aristas, en el sentido político. La libertad de cada sujeto, debe ser una experiencia única de discernimiento, dónde cada ser humano toma la decisión de optar por una opción válida, que desde sus ideas considere que está bien o está mal.
La capacidad del ser humano para tomar decisiones tiene una serie de antecedentes que han logrado configurar educativa mente su mente ante el peligro, y ante el bienestar. De esta forma logra configurar en la convivencia cotidiana las características claves de la supervivencia en el entorno social.
Cada ser humano es consciente del camino que ha recorrido para tomar una decisión en plena libertad, siendo consciente de las consecuencias, de las ventajas y de las desventajas que puede tomar la vida política en su construcción identitaria.
En esa misma libertad política, podemos darnos cuenta de las afinidades que libremente un sujeto tiene frente a las ideas y las características previas del sujeto político al que apoya, es por eso por lo que consideramos valioso el análisis previo que se debe realizar, para de esta manera tomar decisiones en plena libertad.
Referencias: González Pérez, L. R. (2012). La libertad en parte del pensamiento filosófico constitucional. Cuestiones Constitucionales Revista Mexicana de Derecho Constitucional, 1(27). https://doi.org/10.22201/iij.24484881e.2012.27.6005
Savater, F. (1999). Las preguntas de la vida. (E. Ariel (ed.)).