top of page

Sorry, Alejito

  • Foto del escritor: Alejandro Forero
    Alejandro Forero
  • 13 oct 2023
  • 5 Min. de lectura

Por: Manuel Alejandro Forero Torres


“Pero no escribo para darle gusto a nadie, ni para probarme nada y ni siquiera para entender. Escribo sólo para leerme, para creer que tengo una biografía, que no soy un fantasma. La escritura es el bisturí con el que me hago pequeños cortes por los que a veces mana sangre. El lazo que me he amarrado al cuello. Para no seguir huyendo".


Hoy te quiero escribir a ti, guerrero fiel de noches en vela. Te conozco más que nadie en la vida, te he visto reír y llorar. Conozco tus miedos y tus inseguridades. Conozco cada una de las cicatrices de tu cuerpo y de tu alma. Sé que eres tierno y dulce, desde muy pequeño te enseñaron que cuando sales a la calle debes estar tomado de la mano de alguien, porque si te sueltas te pueden robar.


Recuerdo tu dulce mirada de niño consentido, tus ojos color marrón que brillan cuando estás enamorado, cuando te gusta un chico guapo o cuando simplemente estás emocionado por entrar a una librería, y ves tantos libros que tus ojos quisieran leerlos todos.

Hoy vengo ante ti hombre gigante, para pedirte perdón de rodillas, a tu lado me siento el ser más repugnante de este mundo. He sido egoísta, mentiroso, narcisista y envidioso. Te he dejado solo y soy el culpable de que hoy estés triste y desorientado.


Estás en la esquina de tu cuarto, con una vela encendida, estás triste y tus lágrimas se derraman despacio, eres consciente de lo que eres, de la fuerza que se apodera de ti, pero es insondable desarticular de tu espíritu la maldad que contamina esta ciudad.

Aquí de rodillas a tu lado, no sé por dónde comenzar a pedirte perdón. Perdóname por dejarte solito cuando solo tenías cuatro años, y esos grandulones de bachillerato te encontraron solo en el patio de preescolar, te quitaron los zapatos y te dejaron caminando en medias.


Perdóname por no acompañarte cuando eras tú el que tenía la edad de esos grandulones, y tus compañeros te golpeaban la cabeza, te insultaban por Facebook y se metían con lo más sagrado que tenías, tus impecables libros.


Siempre te sentiste diferente, por más que amabas la academia, ese lugar era un escenario agresivo y hostil. A pesar de eso nunca dejaste de hacer amigos, siempre te destacabas ante los demás y podías demostrar de lo que estás hecho.


Ingresaste a la universidad, y siento que fue esa la etapa más sincera que tuvimos los dos, te reconociste como eres, no tenías por qué fingir lo que no te gustaba. Porque siento que uno de mis más grandes errores contigo, fue obligarte a convertirte en una persona diferente ante algunas personas, simplemente para poder encajar.


Crecías a paso largo, ganabas premios y te felicitaban, y yo me sentí orgulloso de ti. Pero en el fondo te estaba demostrando mi profunda hipocresía. Me sentía bien de lo que te habías convertido, pero porque recibías aplausos y dinero. Hoy te quiero decir que cuando una persona está bien y es destacada, muchas personas van a estar rodeando. Pero cuando está mal, cuando está triste y desorientada, siempre todos se alejarán.


Luego te convencí de que tu vida era la de ser pastor de almas, en tu corazón no había espacio para el resentimiento ni mucho menos para el odio. Pero te convencí de que entraras a la gran academia, un edificio grande e imponente, pero con un interior lleno de flores marchitas. Y fue en ese momento cuando más sólo te dejé, y tristemente no creí en ti. Te di la espalda y vi como cometías error, tras error, tras error.


Te dejé hipnotizar por unos ojos tiernos detrás de unos cristales, por una máscara que escondía una patética vergüenza, una incontenible ira por la sociedad y un profundo desprecio por el amor. Yo te abandoné cuando tú escuchabas sus palabras llenas de mentiras, te dejé solo cuando él te apretaba con fuerza y te tomaba el rostro y vociferaba una patraña de incoherencias, escondidas por un manto de ternura y pasión. Y cuando éste tarado, decidió hablar con la verdad, yo dejé que la ansiedad te torturara. Sentía vergüenza por ti. Cuando me di cuenta de que te estabas enloqueciendo, fui tan estúpido que estuve a punto de lanzarte al vacío.


Pero ahora que veo en lo que te has convertido, pienso que lo has hecho sólo, has logrado enfrentarte en solitario a una batalla que en muchas ocasiones te hubiera podido traspasar. Pero es esa fuerza interior de superhéroe que no permite que desfallezcas. Esa ternura con la que naciste, que ni el odio, ni la ira, ni mucho menos la mentira juntos, la pueden destruir. Eres tan fuerte que ni siquiera un rayo de sol te puede doblegar.


A pesar de la cantidad de injusticias que has vivido, la vida te ha tratado con amor. Te sacó de un castillo del terror y te colocó en un castillo de color, de colores a veces ambiguos pero misteriosos. En ese pequeño cubículo complejo, estás rodeado de tres grandes súper héroes: un león fuerte y aguerrido, hombre bueno y justo, de cabellos largos y sonrisa sincera. Una tierna y dulce princesa, llena de poderes y deseos. Y una guerrera mística, poderosa, que puede en una tarde gris hacer aparecer un bello cielo color de sol.


Sé que vivimos en un camino estrecho, que unos días estás bien y que otros días estás mal. La vida te pone personas justas, pero también te enfrenta a retos complejos que no sabes cómo dominar. Pero ahora que me he podido desahogar contigo, quiero que sepas que ya no quiero estar lejos de ti. Te amo como eres. No te pienso volver a dejar solo en los momentos difíciles, es en ese momento cuando más quiero estar a tu lado, porque sé que es ahí cuando más me necesitas.


Sé que quieres vivir una historia romántica, pero parece que esas historias se quedaron en Disney y en Hollywood. Parece que ya nadie quiere atreverse a amar, a apretar tu mano con fuerza y mirarte fijamente a los ojos y decirte: vamos a conquistar el mundo.


Puede que más adelante lo encuentres o puede que nunca llegue a tu vida, pero Alejo, quiero que sepas una cosa. Tú no necesitas de eso para ser feliz. Porque cuando vuelvas a estar triste, cuando te vuelvas a sentir solo, yo voy a estar a tu lado. Sé que llevas mucho tiempo obligado a pedirle perdón a muchas personas, pero quiero que sepas que a la única persona que tienes que perdonar es a mí.



 
 
 

Comentarios


  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2019 by El intercambio de sentidos. Proudly created with Wix.com

bottom of page